lunes, 30 de abril de 2007


Amor en la biblioteca
Cuentan que cuentan que había una vez una princesa
que vivía en un estante de una vieja biblioteca.
Su casa era un cuento de hadas, que casi nadie leía,
que estaba entre un diccionario y un libro de poesías.
Solamente algunos chicos acariciaban sus páginas
y visitaban a veces su palacio de palabras.
Desde la torre más alta, suspiraba la princesa.
Lágrimas de tinta negra deletreaban su tristeza.
Es que ella estaba aburrida de vivir la misma historia
que de tanto repetir se sabía de memoria:
la bruja que la hechizaba por envidiar su belleza
y el príncipe rescatándola y casándose con ella.
Cuentan que cuentan que un día justo en el último estante
alguien encontró otro libro que no había visto antes.
Al abrir con suavidad sus hojas amarillentas
salió un capitán pirata que estaba en esa novela.
Asomada entre las páginas la princesa lo miraba.
Él dibujó una sonrisa sólo para saludarla.
Y tarareó la canción que el mar le canta a la luna
y le regaló un collar hecho de algas y espuma.
Sentado sobre un renglón, el pirata, cada noche,
la esperaba en una esquina del capítulo catorce.
Ella subía en silencio una escalera de sílabas
para encontrar al pirata en la última repisa.
Y se quedaban muy juntos hasta que salía el sol,
oyendo el murmullo tibio del mar, en un caracol.
Cuentan que cuentan que en mayo los dos se fueron un día
y dejaron en sus libros varias páginas vacías.
Muchos otros personajes ofendidos protestaban:
–Las princesas de los cuentos no se van con los piratas.
Pero ellos ya estaban lejos, muy lejos, en alta mar
y escribían otra historia conjugando el verbo amar.
El pirata y la princesa aferrada al brazo de él
navegan por siete mares en un barco de papel.

Autora: Liliana Cinetto de “Veinte poesías de amor y
un cuento desesperado”

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